jueves, 12 de septiembre de 2013

Muñeco de Haití - Texto publicado en Tiempo Argentino


Muñeco de Haití

Nikole quiere que le diga mamá. Pero ella no es mi mamá. No sé muy bien qué es. Y si encontrase la palabra, estoy seguro que no la diría. Acá son rubios y de ojos claros: Nikole, el marido, las nenas. A mí me gusta bailar. A veces bailo y me aplauden. Bailo y no espero nada. Pero ella nunca se divierte; se queja de que todos la usan y le quieren sacar plata y se enoja y grita y dice que está cansada y que no quiere trabajar más y un montón de cosas. Yo no entiendo de qué trabaja, pero es tan linda que parece una muñeca, por eso la gente le dice que se ponga esta o aquella ropa y le regalan cosas y le sacan muchas fotos. Una vez me llevó a un lugar donde estaba lleno de periodistas y los flashes no me gustaban y después salimos en la tapa de un montón revistas. Y ella dijo que me rescató del terremoto. Yo no me acuerdo de haberla visto en Puerto Príncipe. Estábamos con mamá y mis hermanos: Gustav, Hanna y Ike y empezó a soplar un viento fuerte y pensamos en papá, allá en medio de la tormenta en el bote, y sonaron truenos y se puso todo negro y llovió y llovió hasta que se inundó la calle y salimos a nadar y mamá chillaba, pero igual nos subimos al contenedor de basura que flotaba como el bote de papá y de repente volaron pedazos de las casas y me caí en la corriente. Después estaba en un refugio y los soldados me dieron de comer y fuimos a un hospital y no supe nada más de mi familia y me trasladaron a otro lugar donde había muchos chicos como yo y entonces vino el abogado. Y Nikole que quiere que le diga mamá, pero ella no es mi mamá... Ya me quiero ir a casa, oficial.

No hay comentarios: